martes, 16 de febrero de 2016

Consecuencias de un invierno atípico

              

La pluviometría acumulada en Andalucía en lo que llevamos de año agrícola, del 1 de septiembre de 2015 hasta el 12 de febrero de 2016, es de unos 207 litros por m2 de agua de lluvia.
  
Destacan las provincias de Cádiz y Huelva con registros pluviométricos del orden de los 250-260 mm. Les siguen Málaga y Sevilla con lluvias acumuladas de 233 mm. Las provincias más secas, con menores registros de precipitaciones, han sido Almería y Granada, con algo menos de 150 litros por m2 de lluvia acumulada.
 
Las lluvias se han concentrado, principalmente, durante los meses de octubre y enero en la mayoría de las provincias.
 
Esta escasa lluvia acumulada, unido a las cálidas temperaturas que se vienen registrando durante el invierno, están afectando negativamente a los cultivos. Por un lado, la falta de humedad en el suelo está influyendo en un menor desarrollo vegetativo de las plantas, poniendo en riesgo la supervivencia de los cultivos en régimen de secano. Por otro lado, las suaves temperaturas, inusuales para la época, han provocado que se adelante el estado fenológico de todos los cultivos de la comunidad.
 
Del mismo modo, esta meteorología extemporánea está interfiriendo en el desarrollo biológico de las plagas, favoreciendo la aparición temprana de éstas sobre los cultivos. Por ejemplo, los niveles de presencia del Mosquito del trigo (Mayetiola destructor) están siendo superiores a un año normal; los noctuidos están haciendo acto de presencia tanto en cultivos herbáceos como en las malas hierbas de las lindes de las parcelas. En definitiva, se está adelantando la salida de adultos de algunas plagas que deberían de estar ahora en reposo o diapausa invernal.
 
La sequía y las altas temperaturas impropias del invierno están “dislocando” los cultivos agrícolas. Uno de los efectos es la floración excesivamente temprana de frutales como el almendro o la fruta de hueso, que hacen temer al agricultor que lleguen las heladas y los consiguientes daños posteriores. A esto se une el grado bajo de polinización de los árboles, porque no es habitual en estas fechas, lo que a la larga también puede perjudicar a almendros o cítricos; así como la falta de horas de frío para que cuaje la fruta.

 

160215_Clima

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