Entrevista
Mónica Muñoz, gerente de Aprove:
«Muchas plagas estacionales ahora son anuales»
La gerente de Aprove señala que el cambio climático influye
en la incidencia de las enfermedades en los cultivos
Inma Lopera
SevillaActualizado:18/02/2019 07:42h0
En
la Asociación
Empresarial Andaluza de Protección Vegetal (Aprove), fundada en
1989, se integra entre el 60 y 70% de las empresas distribuidoras de medios de
protección fitosanitaria más representativas en términos económicos de
Andalucía occidental. Empresas que hoy en día, en su mayoría, han diversificado
su gestión con la incorporación de nuevos componentes para el desarrollo de la
agricultura más allá de los fertilizantes: maquinaria, riegos, productos
bioestimulantes, plásticos, diseño de plantaciones, semillas, organismos de
control biológico, etc. Su gerente, Mónica
Muñoz, analiza los retos a los que se enfrentan los
agricultores andaluces para proteger a sus cultivos frente al ataque de plagas,
enfermedades y malas hierbas ante una «estricta» normativa europea y una
sociedad «que carece de información entendible acerca de la gestión agrícola».
—En
materia de sanidad vegetal, ¿cuáles son los problemas que más preocupan a los
agricultores andaluces?
—Cada
cultivo tiene sus plagas específicas y enfermedades propias. No obstante, una
de las preocupaciones del día a día del agricultor son las nuevas plagas y
enfermedades. El cambio climático, la globalización o los nuevos cultivos
influyen en la incidencia de las plagas. De hecho, plagas secundarias que antes
no ocasionaban grandes daños ahora son verdaderos problemas. Y muchas plagas y
enfermedades que eran estacionales ahora se dan durante todo el año.
Actualmente, enfermedades como la causada por la Xylella fastidiosa o el
Huanglongbing (HLB) de los cítricos, por citar sólo dos, están a las puertas y
mantienen en alerta a los sectores citrícola y olivarero.
—¿Los
agricultores se están quedando sin herramientas para defender sus cultivos?
—La
exclusión de sustancias activas que pueden usarse en los productos
fitosanitarios en los últimos años es constatable y cultivos como el arroz, la
remolacha, los garbanzos, el girasol, y un largo etcétera, tienen serios
problemas para controlar plagas, malas hierbas y enfermedades. Los fabricantes
buscan alternativas, la investigación no cesa y surgen nuevos productos
sustitutivos de los anteriores, productos cada vez más respetuosos con la
salubridad de las personas y el medio ambiente. Sin embargo, tal es el ritmo de
desaparición del mercado de productos para la mayoría de los cultivos que no se
puede afirmar que sea equiparable con el registro de las nuevas sustancias
activas.
—¿Cuál
es el consumo de productos fitosanitarios del campo andaluz?
—Los
últimos datos disponibles, correspondientes al anuario de Estadísticas Agrarias
y Pesqueras de Andalucía de la Consejería de Agricultura referentes al año
2016, reflejan un consumo de productos fitosanitarios que asciende a 58.317
toneladas. Los más usados por nuestro tipo de agricultura son los herbicidas
seguidos de los insecticidas.
—¿Son
muchos los productos no autorizados y que se siguen usando en el campo de
manera ilegal?
—En
Aprove desconocemos esos datos. Sólo a veces llegan a nuestro conocimiento
casos de malas prácticas llevados a cabo por vendedores no inscritos en el
Registro Oficial de Productores y Operadores, dando por nuestra parte
conocimiento inmediato a los órganos competentes de la Administración andaluza.
Pero son singularidades poco frecuentes y de escasa incidencia.
—Los
fitosanitarios generan suspicacias en la sociedad. ¿El sector ha sabido
defender la importancia de la protección vegetal para el campo?
—Las
empresas asociadas en Aprove no son meros vendedores de productos. La labor
comercial se basa en un trabajo profesional desarrollado por técnicos de campo
integrados en la plantilla. Por los conocimientos y dedicación de éstos, en
íntima labor con el agricultor, se garantiza la óptima gestión del cultivo,
defendiendo y promocionando con su trabajo la importancia de la protección
vegetal. Otra cosa es defenderla ante la sociedad en general. Es indudable que
la sociedad carece de información entendible acerca de la gestión agrícola, del
desarrollo de los cultivos, de sus necesidades y problemas y, en función de
ello, llega a conclusiones a veces desacertadas sobre la peligrosidad de los
insumos, cuando un uso correcto de los productos autorizados solo produce
beneficios, al campo y a la sociedad.
—¿El
consumidor puede estar tranquilo respecto a los productos de origen andaluz que
consume?
—Con
los innumerables controles existentes, con la diversidad de organismos públicos
implicados en los mismos y la correcta práctica del uso de los medios de
producción agrarios, el consumidor andaluz y español puede estar muy tranquilo.
Tenemos la legislación más estricta del mundo en cuanto a productos
fitosanitarios, algo que garantiza la seguridad humana y del medio ambiente.
Sin embargo, existe una desigualdad con respecto a otros países, de los que se
importan muchos productos agrarios y que cuenta con regulaciones mucho menos
exigentes.